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Contaminación sónica en La Romana: un problema que crece sin control

  • Writer: Serie 26 La Romana
    Serie 26 La Romana
  • Jun 23
  • 2 min read

Updated: Jul 3

Contaminación sónica en La Romana un problema que crece sin control

La Romana.- La contaminación sónica se ha convertido en una de las principales molestias para los residentes de La Romana, afectando su calidad de vida, salud mental y bienestar general.


Aunque muchas veces es minimizada o ignorada, esta forma de contaminación representa una amenaza silenciosa que se extiende por barrios, zonas comerciales y sectores turísticos de la ciudad.


¿Qué es la contaminación sónica?


La contaminación sónica o acústica es la exposición prolongada a niveles de ruido que superan lo recomendable para el oído humano. Según la Organización Mundial de la Salud, los niveles superiores a 65 decibeles durante el día y 55 durante la noche pueden tener efectos negativos en la salud.


Fuentes del ruido en La Romana


En la ciudad, los principales focos de contaminación sónica incluyen:


  • Altos volúmenes de música en colmadones y bares, que operan hasta altas horas de la noche, especialmente en zonas como Villa Verde, San Carlos y el centro de la ciudad.

  • Vehículos con sistemas de sonido exagerados, que circulan sin restricciones a cualquier hora.

  • Iglesias y templos religiosos, donde el uso de bocinas externas se ha vuelto común para convocar feligreses.

  • Construcciones y obras públicas, que muchas veces no respetan horarios adecuados para su realización.

  • Motoconchistas y guagüitas, cuyos escapes alterados y bocinas ruidosas también contribuyen al caos auditivo.


Consecuencias para la salud


Diversos estudios han relacionado la exposición al ruido excesivo con problemas de salud como:


  • Estrés crónico

  • Alteraciones del sueño

  • Pérdida de audición

  • Aumento de la presión arterial

  • Disminución del rendimiento académico y laboral


En comunidades vulnerables, donde el ruido es constante, también se observa un deterioro en la convivencia vecinal, ya que las disputas por el volumen alto se han vuelto cada vez más frecuentes.


¿Qué dicen las autoridades?


Aunque existen normativas nacionales, como la Ley General de Medio Ambiente y Recursos Naturales (64-00), que regula los niveles permitidos de ruido, en La Romana su aplicación ha sido débil. Las quejas formales ante el Ministerio de Medio Ambiente o la Policía Nacional rara vez tienen seguimiento efectivo, lo que fomenta una cultura de impunidad frente al ruido.


En ocasiones, se han realizado operativos para incautar bocinas o cerrar negocios reincidentes, pero estas acciones suelen ser esporádicas y poco sostenibles.


Un llamado a la acción


Vecinos organizados, juntas de vecinos y líderes comunitarios han comenzado a exigir mayor control y fiscalización del ruido. También promueven campañas de concienciación ciudadana para recordar que la música o el culto no deben estar por encima del derecho al descanso.


Combatir la contaminación sónica en La Romana requiere una acción coordinada entre autoridades municipales, cuerpos policiales, comerciantes y ciudadanos. La educación, la regulación y el cumplimiento efectivo de las leyes son claves para lograr una ciudad más habitable y respetuosa del bienestar colectivo.


¿Y tú, cómo estás lidiando con el ruido en tu sector? Comparte tu experiencia.

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