Del Patio: Héctor Castillo, el primer alcalde afroamericano de España

La Romana.- Pocos conocen que una figura histórica de la democracia española tiene raíces romanenses.

Se trata de Héctor Julio Castillo Figueroa, nacido en La Romana, República Dominicana, quien se convirtió en el primer alcalde afroamericano de España, marcando un antes y un después en la historia política del país europeo.

Castillo fue elegido alcalde del municipio de Isla Cristina, en la provincia de Huelva, por el partido Unión de Centro Democrático (UCD), en las primeras elecciones democráticas municipales celebradas tras la dictadura franquista, el 3 de abril de 1979.

Tomó posesión del cargo el 19 de abril y lideró el Ayuntamiento hasta 1983, dejando una huella imborrable como el primer alcalde democrático de esa localidad costera.

Antes de incursionar en la política, el doctor Héctor Castillo llegó a Isla Cristina para ejercer como médico en el centro de salud del municipio. Su cercanía con la comunidad, su trato humano y el respeto ganado entre los vecinos lo impulsaron a postularse como candidato a alcalde.

Su popularidad fue tal, que logró alzarse con la victoria, siendo un símbolo de integración, avance y representación en una época de importantes transformaciones sociales y políticas.

Durante su gestión, promovió obras de gran relevancia, como los cimientos para un nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que se materializaría años después, en 1987.

A pesar de su buena gestión, no logró la reelección debido al declive de su partido tras la inestabilidad política vivida en los últimos años del gobierno de Adolfo Suárez.

Luego de su etapa como alcalde, Héctor Castillo continuó sirviendo a la comunidad como médico tanto en el consultorio público como en su consulta privada ubicada en la calle del Carmen, zona conocida por concentrar residencias de profesionales sanitarios.

Actualmente, Héctor Castillo sigue residiendo en Isla Cristina, convertido en un referente histórico y ciudadano ejemplar, pero su origen caribeño sigue siendo motivo de orgullo para los romanenses, quienes hoy pueden decir que un hijo de su tierra abrió camino en la historia política de Europa.