"Los Carecantina": la temida banda que sembró el miedo en La Romana
- Serie 26 La Romana
- Jul 2
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Updated: Jul 9

La Romana.- Durante los años más convulsos del bajo mundo en La Romana, surgió una banda delictiva cuyo nombre todavía causa escalofríos entre los residentes de sectores como Villa Verde, Villa Pereira, Savica y Pica Piedra: "Los Cara de Cantina", también conocidos como "Carecantina".
Origen y apodo
El nombre, que parecía salido de una película del bajo mundo, no era casualidad. Se decía que los miembros de la banda eran reconocibles por sus rostros endurecidos por el alcohol, las peleas y la vida callejera, frecuentes en los colmadones y cantinas donde se reunían a planificar sus golpes.
El apodo nació como burla entre los propios barrios, pero pronto se convirtió en una marca temida.
Ascenso criminal
La banda empezó a sonar en la década del 2000, en los años en que la delincuencia barrial tomó fuerza debido al abandono social y la falta de oportunidades en muchos sectores de La Romana.
Robos a mano armada, atracos en motocicleta, invasiones a viviendas y ajuste de cuentas eran el pan de cada día, y Los Cara de Cantina fueron vinculados a decenas de estos hechos.
Se les atribuía una estructura informal pero letal: un "líder" que nunca era visto, y varios grupos de ejecutores jóvenes, algunos incluso menores de edad, dispuestos a todo. El perfil de sus integrantes era similar: varones entre 16 y 25 años, en su mayoría sin empleo fijo, que vivían del robo, las extorsiones y el microtráfico.
Territorio de terror
Su zona de operación era La Romana Este, pero tenían presencia itinerante en Guaymate, Villa Hermosa, e incluso El Seibo, lo que hacía difícil su captura. Se movían en motores sin placas, con armas de fabricación casera y una red de colaboradores que les avisaba de cualquier presencia policial. Algunos vecinos colaboraban por miedo; otros, por vínculos familiares.
El punto de quiebre ocurrió cuando varios miembros de la banda fueron capturados tras un operativo conjunto entre la Policía Nacional y el Ministerio Público, que los vinculó con múltiples casos abiertos. Entre los arrestados se encontraba un cabecilla apodado "El Gato de la Cantina", quien fue condenado por homicidio y asociación de malhechores.
Caída y leyenda urbana
Aunque el grupo como tal fue desarticulado, su historia pasó al imaginario popular. Se dice que algunos exintegrantes siguen activos bajo otros nombres o incluso al servicio de bandas mayores que operan en la región Este.
Otros, según testimonios recogidos en los barrios, "se enderezaron" y ahora viven fuera de la ciudad, alejados de esa vida. Sin embargo, aún hay quienes aseguran que en las noches de colmadón, cuando la música sube y las luces bajan, se escuchan historias de Los Cara de Cantina como advertencia o nostalgia.
Reflexión
La historia de esta banda es una herida abierta que recuerda las consecuencias de la descomposición social, pero también la necesidad de oportunidades reales para que nuestros jóvenes no se vean seducidos por el crimen.
Hoy, La Romana avanza, pero no puede olvidar su pasado. Historias como la de Los Cara de Cantina nos invitan a mirar al futuro sin cerrar los ojos al ayer.