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Reflexión: Las mujeres no son un objeto

  • Writer: Serie 26 La Romana
    Serie 26 La Romana
  • Sep 18
  • 2 min read
Con indignación y profundo pesar, hemos leído en los diarios recientes sobre dos violaciones en manada registradas en el país. Hechos que no solo hieren la dignidad de las víctimas, sino que también exponen el preocupante nivel de deterioro moral y social que atravesamos.

La Romana.- Con indignación y profundo pesar, hemos leído en los diarios recientes sobre dos violaciones en manada registradas en el país. Hechos que no solo hieren la dignidad de las víctimas, sino que también exponen el preocupante nivel de deterioro moral y social que atravesamos.


Resulta doloroso escuchar a la madre de uno de los agresores justificar lo sucedido, culpando a la joven violentada por el simple hecho de haber sido dejada fuera de su casa.


Este tipo de declaraciones revelan una visión distorsionada que intenta normalizar lo inaceptable: la idea de que las mujeres somos responsables de la violencia que sufrimos.


Cada vez que ocurre una violación, es penoso leer en redes y en los comentarios de las noticias frases como:


  • “Ella se lo buscó por vestir de manera indecorosa”

  • “¿Qué hacía en un bar a esas horas?”

  • “Seguro fue consensual y se salió de control”


Estas expresiones no solo revictimizan a las mujeres, sino que refuerzan la cultura de la impunidad, donde los agresores encuentran justificación en prejuicios sociales profundamente arraigados.


La verdad es una sola: una violación nunca es culpa de la víctima. No importa la ropa, la hora, el lugar ni las circunstancias. El consentimiento es la línea clara e inquebrantable que separa lo aceptable de lo criminal.


Como sociedad, debemos rechazar con firmeza los discursos que culpabilizan a las mujeres y exigir un cambio cultural y judicial que garantice respeto, protección y justicia.


No somos objetos. Somos personas con derechos, sueños y libertades que deben ser defendidos. Callar o justificar estos abusos solo nos convierte en cómplices de un sistema que perpetúa la violencia.


Ha llegado la hora de mirar este problema de frente y asumir el compromiso de educar, prevenir y sancionar para que ninguna mujer vuelva a ser señalada por atreverse a vivir, vestir o salir de casa.


Colaboración de: Estela Casanova

 
 
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